Elecciones y campañas de odio en las redes: la estrategia del desgaste

Por Santiago Hernández y Federico Chalimoniuk

Luego de las elecciones, algunos analistas salieron a decretar algo que ya es sabido: las redes no ganan elecciones, eso es tan cierto como afirmar que los afiches no ganan elecciones. Sin embargo, la política electoral se trata de vacíos y superficies que deben ocuparse y llenarse para quitarle ventaja al adversario.

En este artículo proponemos un ángulo que no es mencionado en esos análisis, referido a aquellas campañas que no están dirigidas a ganar elecciones sino que invierten su esfuerzo (y dinero) en atacar y desgastar al adversario, una práctica que se ha hecho habitual desde los sectores de derecha y que muchas veces se mueven bajo radar como si fueran espontaneas.

Las redes no ganan elecciones. Sin embargo, la política electoral se trata de vacíos y superficies que deben ocuparse y llenarse para quitarle ventaja al adversario.

La campaña electoral de las PASO desarrolladas el último 12 de septiembre no fueron la excepción al uso de las redes sociales como medio para acercarse a los votantes. Al tráfico digital de las redes tradicionales se le sumó la participación activa de la red social TikTok, que hizo su debut en esta campaña. Si bien no todos los políticos de más renombre ni todos los candidatos optaron por usarla, en los últimos meses TikTok le fue haciendo lugar al debate político, principalmente entre muchos de sus influencers que debaten sobre cuestiones de coyuntura económica y política.

Una de las características de TikTok a la hora de desarrollar y reproducir contenido político es que este no parte necesariamente de actores reconocidos y/o de famosos que expresan públicamente sus ideas. La particularidad de esta red social se expresa en la importancia de los hashtags que se utilizan a la hora de subir un video. Cualquiera puede hacerse viral, ya sea con su cuenta o simplemente con un solo video, si utiliza los hashtags adecuados y el contenido subido es más o menos acorde a lo que el público suele visitar.

Siguiendo una particularidad característica de Twitter, TikTok ha demostrado, una vez más, que las redes sociales suelen tener un tráfico de contenido “despreciativo” más bien orientado a los sectores populares o figuras políticas vinculadas a ellos. En el caso de la Argentina, este contenido de odio y desprecio se centra, principalmente, en actores del Frente de Todos. La reproducción en TikTok de la lógica de ataque de Twitter es un instrumento que los sectores opositores al oficialismo actual utilizan para fortalecer ataques y prejuicios sobre el presidente y la vicepresidenta de la Nación.

En TikTok, la lógica de ataque es usada por sectores opositores al oficialismo para fortalecer prejuicios sobre Alberto y Cristina.

Pero, ¿cómo es posible esto? Muy fácil. Los videos de desgaste hacía el Frente de Todos, sus actores y todos aquellos y aquellas que de alguna manera lo respalden, parten, en la gran mayoría de los casos, de cuentas random de usuarios que no son de público conocimiento. Desde una estudiante secundaria cordobesa que contesta preguntas y expresa su opinión hasta cuentas anónimas que solo suben videos de difamación, información falsa y contenido de burla. El material dedicado a erosionar la gestión, el gobierno y los actores del Frente de Todos no solo es abundante y variado, sino que también tiene un alcance de llegada más que masivo. Para esto vamos a ver algunos datos.

En el marco de un trabajo de investigación en curso, pudimos recabar alguno de los hashtags haters (de odio) con más repercusión. Para esto nos centramos en dos casos principales: los ataques a la vicepresidenta y el rechazo al kirchnerismo en sí mismo. El alcance del contenido es variado: arranca de las 100 mil visualizaciones y asciende hasta más de 12 millones de vistas en tan solo estos dos ejes. Empezando por el hasthag más débil en repercusión, nos encontramos con #anticristina, que tiene 92.000 visualizaciones. Luego, ya con cifras que se acercan al millón, están #corrupciónk y #kchorros, con 851.000 y 905.000 vistas en total, respectivamente. Para superar el millón de visualizaciones ya tenemos que recurrir a hashtags como #bastadekirchnerismo, #cristinachorra, #cristinafernandezdekirchnerpresa. Anteúltimo se encuentra #kukas, con 3.9 millones de vistas. Finalmente, y como la frutilla del postre hater, está el hashtag #kirchnerismobasura, que por sí solo alcanza un total de 12.3 millones de visualizaciones.

Ese contenido, editado, migrado a múltiples lenguajes digitales, repetido una y otra vez, produce efectos, amplifica daños, desgasta.

Si a lo anterior le sumamos que el hashtag #albertitere tiene 31.6 millones de vistas dedicadas por exclusivo a posicionar al presidente como una “marioneta” de Cristina Fernández, podemos observar que, sin ser necesariamente determinantes, ahí se están reforzando prejuicios, con contenidos “frescos” fácilmente compartibles en WhatsApp.

Algunos dirán que estas campañas de ataque son el resultado de debilidades o errores preexistentes: la elección de Alberto por Cristina habilita en la mirada opositora la idea del “títere”, y la foto de Olivos permite una reacción…. Sí, es cierto. Pero ese contenido, editado, migrado a múltiples lenguajes digitales, repetido una y otra vez, produce efectos, amplifica daños, desgasta como esos pitidos que zumban el oído.

Este artículo fue publicado por primera vez en Contraeditorial

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